Faro de Esperanza
Lectura: Jonás 2:5-7 NVI
“Las aguas me llegaban hasta el cuello, lo profundo del mar me envolvía; las algas se me enredaban en la cabeza, arrastrándome a los cimientos de las montañas. Me tragó la tierra y para siempre sus cerrojos se cerraron tras de mí. Pero tú, SEÑOR, Dios mío, rescataste mi vida de la fosa. Al sentir que se me iba la vida, me acordé del SEÑOR, y mi oración llegó hasta ti, hasta tu santo Templo.”
Es impactante imaginar la escena en la que Jonás se encontraba dentro del vientre del pez. Había desobedecido a Dios y huido de los planes que Él tenía para su vida. En ese momento, Jonás experimentaba una situación de extrema vulnerabilidad y estrés, un estado que sin duda afectaba su salud mental.
Pero, ¿qué es la salud mental? De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud mental es “un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad”.
A menudo, la salud mental se asocia exclusivamente con trastornos psicológicos. Sin embargo, su alcance es mucho más amplio. Todos, en diferentes momentos de la vida, nos enfrentamos a circunstancias similares a las de Jonás, situaciones que generan altos niveles de estrés y vulnerabilidad debido a decisiones erradas que hemos tomado. Decisiones que nos han alejado de Dios.
La ansiedad y la angustia nos embargan, y nuestros pensamientos comienzan a divagar sin rumbo
En esos momentos, sentimos que los problemas nos ahogan, como si las aguas nos arrastraran inexorablemente. La ansiedad y la angustia nos embargan, y nuestros pensamientos comienzan a divagar sin rumbo, haciéndonos sentir como si estuviéramos perdidos en alta mar. Ante este panorama, surge una pregunta crucial: ¿Cómo podemos avanzar cuando nuestra mente parece no cooperar con nuestros planes, responsabilidades y sueños? Qué maravilloso es que Jonás nos da la respuesta en el versículo 6, El Señor rescató su vida de la fosa en la que se encontraba. Dios escuchó su oración y se convirtió en su faro de esperanza.
Cuando nos sentimos abatidos, ansiosos o superados por los problemas, ¿hacia quién dirigimos nuestra mirada? ¿Dónde encontramos refugio cuando nos sentimos atrapados en una fosa de desesperación?La respuesta está en Jesucristo, Él es nuestro faro de esperanza. El Salmo 103:4 nos recuerda: “El que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias”. Cristo es nuestra guía, la luz que nos ayuda a tomar decisiones sabias, encontrar esperanza y hallar dirección.
Le invito a que pueda reflexionar si su vida ha atravesado o está atravesando por estos sentimientos y pensamientos de vulnerabilidad. Si es así, quiero decirle que usted no estásolo. Dios le ama y le invita a descansar en Él. La Palabra de Dios dice en Mateo 11:28: "Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso." Asimismo, en 1 Juan 1:9, encontramos esta maravillosa promesa: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.
Si desea entregar su carga a Jesús y hallar descanso en Él, le invito a hacer la siguiente oración con fe: “Querido Señor, hoy reconozco que soy pecador y que mis decisiones me han alejado de Ti. Creo que solo Tú puedes salvarme. Te agradezco porque me amas y porque enviaste a Tu Hijo a morir en la cruz por mí. Me arrepiento de mis pecados y reconozco que eres el Señor de mi vida. Creo que Cristo resucitó para darme una vida nueva, abundante y eterna. Anhelo vivir de una manera que te honre. Gracias por salvarme. Amén.”
Si ha hecho esta oración con sinceridad, le felicito. Jesús ahora habita en su corazón y comenzará a obrar maravillosamente en su vida. Además, Dios nos ha dado recursos como consejeros, terapeutas y médicos, y acudir a ellos es una muestra de sabiduría y confianza en Su provisión.
En los próximos devocionales, compartiré con usted, cómo Cristo, nuestro faro de esperanza, nos ayuda a fortalecer nuestra salud mental. Que el Señor le bendiga y le guíe en este camino de restauración y paz.
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