
Lectura: Salmos 119: 81-88 NVI
Aferrarnos a la esperanza puede ser difícil, sobre todo cuando experimentamos situaciones que afectan nuestra salud mental. Al leer el Salmo, vemos cómo el autor experimentaba persecución injusta.
Su desesperación y desánimo eran profundos, pues enfrentaba circunstancias agonizantes fuera de su control.¡Cuán importante es para nosotros tener el control de lo que nos sucede día a día! Sin embargo, cuando surgen situaciones que escapan de nuestras manos, nuestra estabilidad emocional puede tambalearse. Es en esos momentos cuando la vida se siente caótica, dificultándonos saber cómo avanzar y sobrellevar la adversidad.
Nuestro primer faro de esperanza y estabilidad es la lectura y meditación en las Sagradas Escrituras.
Comenzamos a desarrollar un diálogo interno negativo del cual parece imposible escapar, sintiéndonos como Jonás, arrastrados por las aguas de la desesperanza. Sintiendo que las aguas nos arrastran cada vez más profundo. Ante estas circunstancias, ¿cómo es que podemos silenciar estos pensamientos negativos y enfrentar lo que no podemos controlar? Nuestro primer faro de esperanza y estabilidad es la lectura y meditación en las Sagradas Escrituras. El versículo 86 del Salmo previamente leído nos recuerda: “todos sus mandamientos son verdad”.
La Palabra de Dios nos arraiga en la verdad. Cuando enfrentamos desafíos en nuestra salud mental, es fácil creer en los peores escenarios: pensar que nunca seremos sanos o que nadie nos comprenderá realmente.Cuando nos sentimos acorralados y nuestros pensamientos divagan, cuando las aguas parecen sobrepasarnos y creemos que no hay salida, necesitamos aferrarnos a algo firme y verdadero. Debemos aferrarnos a la verdad y dejar ir la mentira.
Nuestros pensamientos no siempre se basan en la verdad. Pero la Biblia contiene la verdad en la que podemos descansar. Dios está con nosotros, pase lo que pase.Al sumergirnos en las Escrituras, encontramos una gran cantidad de consejos y principios que nos alumbran como un faro en medio de la angustia y desesperanza.La Biblia nos enseña a confiar en Dios en situaciones difíciles. Él promete sanar todas nuestras dolencias: “Él es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias” (Salmos 103:3).Nos enseña a enfocar nuestra vida en el presente y mirar hacia delante con esperanza.
Dios nos da un nuevo comienzo, a pesar de nuestro pasado: “Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. Las cosas viejas pasaron, todo es nuevo” (2 Corintios 5:17).También nos exhorta a enfocarnos en lo que es constructivo para nuestra vida: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8).En el momento en que disponemos nuestro corazón para comenzar a leer la Biblia, y permitimos que cada una de sus palabras inunde nuestra mente, El Espíritu Santo silencia todas las mentiras que afectan nuestra salud mental y Su Palabra nos comienza a alumbrar como un faro de esperanza: “Tu palabra es una lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero” (Salmo 119:105).
Cristo Jesús fortalece nuestra salud mental y nos sostiene en cada lucha. Su Palabra nos recuerda Su infinito amor. Él camina con nosotros tanto en los días buenos como en los días llenos de recaídas. Pase lo que pase, Él está presente y se preocupa por usted y por mí. Recuerde, Dios siempre le ayudará a lo largo de su viaje de salud mental por medio de Su gracia.Que el Señor le bendiga y le guíe en este camino de restauración y paz.
Psic. Benjamín Rodríguez
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